El show de Avanza Necochea no para. Entre cambios de bancas, contradicciones, desprecio por la prensa y viajes de placer pagados con la nuestra, el triunvirato más insólito del Concejo Deliberante vuelve a ser noticia.
Esta vez, el protagonista es Bernardo Amílcar, flamante concejal devenido en turista internacional, que decidió tomarse un recreo… apenas empezado el año legislativo. ¿Destino? Nada menos que Miami.
Lo curioso no es solo la escapada, sino el personaje. Amílcar, de apellido y función, bien podría ser el Bernardo de la clásica serie El Zorro, ese entrañable asistente mudo que obedecía sin chistar a Don Diego de la Vega. Y si seguimos con la analogía, Bartolomé Zubillaga calza perfecto en el traje del Zorro: un personaje que se disfraza de defensor del pueblo, mientras actúa al servicio de los intereses de las grandes exportadoras. Completa el elenco Guillermo Sánchez, a quien el rol de Sargento García le viene como anillo al dedo: siempre confundido, siempre tarde, siempre funcional.
En este nuevo episodio, Bernardo Amílcar no dijo ni una palabra –como es costumbre–, pero sí hizo las valijas. Según trascendió, viajó a Miami a “descansar” tras su reciente ingreso al Concejo Deliberante. Porque claro, debe ser agotador representar a quienes no quieren pagar la Tasa Portuaria Solidaria mientras se usan nuestras calles, nuestros servicios y nuestro presupuesto.
El bloque Avanza Necochea, ese que se formó con el supuesto objetivo de transparentar la gestión, ya nos muestra su verdadera cara: la de políticos que critican el uso de los fondos públicos mientras disfrutan, sin vergüenza, de vacaciones en destinos de lujo. Todo esto, mientras la ciudad sigue esperando que alguien –aunque sea uno– proponga algo para arreglar las calles que destruyen los camiones de las cerealeras que defienden desde sus bancas.
La política debería ser servicio público, pero en este caso parece más un club de beneficios personales. El Zorro, su escudero silencioso y el sargento confuso no solo protagonizan una serie en blanco y negro: representan lo más opaco y vergonzoso de la política local.
Mientras los vecinos hacen malabares para llegar a fin de mes, Amílcar descansa en playas paradisíacas, Zubillaga pide licencia para recorrer Europa, y Sánchez sigue como guionista de un sketch legislativo. Eso sí, todos cobran con la nuestra.
Necochea no necesita héroes de fantasía, necesita representantes que hablen, actúen y estén a la altura del cargo que ocupan. Porque por más que se disfracen, lo que hacen –o dejan de hacer– ya no lo tapa ningún antifaz.